La pubertad no
viene sola sino acompañada de cambios en el contexto emocional y físico,
dentro de los cuales cae como una guinda en la torta el insufrible Acné, que
aparece en este período gracias a los cambios hormonales donde, por aumento de
los andrógenos (hormonas masculinas) se produce una exacerbación de la cantidad
de sebo en los poros, obstruyéndolos y creando un ambiente propicio para el
crecimiento de una bacteria llamada propinecbacterium acnés, o mejor conocida como
la bacteria del Acné.
Aún cuando la mayoría de los
jóvenes suele decir que la presencia de Acné no le afecta, los estudios
reportan que el 70% de los jóvenes que padecen esta enfermedad son tímidos e
inseguros, presentando tendencia a la depresión, así como temor a ser
rechazados.
El Acné es considerada una
enfermedad temporal, exceptuando en casos que por motivos de desequilibrios
hormonales o estrés permanezca en la adultez, pero dependiendo de cuán intenso
haya sido el antecedente, serán las secuelas y recordatorios. Esto significa
que, mientras más grave o severo hayan sido los brotes, mayor riesgo a
presentar cicatrices de mayor tamaño, profundidad y cantidad.
Las terapias para tratar las
cicatrices del Acné son variadas y personalizadas según sea el caso pero, lo
primero que debemos tener en cuenta es que la infección esté erradicada para
evitar agravar el cuadro.
Comúnmente, podemos comentar de tres vías que no son necesariamente diferentes o separadas para el tratamiento de estas cicatrices, así:
1. Se inicia el
tratamiento con la realización de limpiezas
profundas acompañadas de peelings
químicos o físicos, con la intención de disminuir la capa córnea para poder
trabajar a mayor profundidad en el siguiente paso;
2. Normalmente, los láseres ablativos como el Erbio-yag y el CO2, es el segundo paso, ya que se pueden vaporizar las cicatrices en un alto porcentaje, dejando la superficie de la
piel más regular y lisa, estimulando al mismo tiempo la producción de nuevo
colágeno y elastina por el efecto calórico que generan los rayos, dando mejor
tono a la piel.
3. Actualmente, aparece un nuevo
procedimiento en la palestra que funciona como la dupla perfecta acompañando al
láser, el Plasma Rico en Plaquetas
que aporta nuevos factores de crecimiento de tejidos del propio paciente en la
zona tratada para eliminar la cicatriz. Se considera “un plus” al tratamiento
convencional de láser.
La suma de estos pasos (dependiendo de cada caso individual, ya que incluso, tal vez no sea necesario la aplicación de los tres), normalmente tiene como resultado la eliminación en alta medida de las cicatrices y su disminución en zonas particulares del rostro, casi hasta hacerlas imperceptibles, pero nunca podemos prometer la eliminación del 100% de las
secuelas del Acné.
El número de sesiones dependerá
de la severidad de las lesiones, siendo recomendado un período de intersesiones
de tres (03) meses porque los resultados se optimizan con el tiempo. Habrán casos que ameriten una sola sesión, así como hay otros que pueden necesitar
hasta cuatro sesiones.
Este tipo de
terapias exigen una serie de cuidados antes, durante y después de la terapia
con láser con el fin de proteger y
estimular a la nueva piel que estará sensible. Dichos cuidados o tratamientos domiciliarios
serán indicados por el especialista de manera individualizada.
Las opciones terapéuticas para
disminuir las cicatrices cada vez son mejores, pero el llamado es a la
prevención, por lo que apenas empiecen a aparecer las señales del Acné durante
la pubertad, lleve a su hijo al especialista y cumpla todas las recomendaciones
indicadas.
Recuerde que la mejor cicatriz es
la que no se hace pero, con la medicina estética “hay cosas que no deben ser
para siempre”.
Dra. Carmen Beltrán
Medicina Estética
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