Las noticias sobre el brote de E. Coli (Escherichia coli) en Alemania, no han parado de alarmar sobre los alimentos que se consumen en el continente europeo. Pero ¿qué es la E. Coli?.
Es una bacteria, que habita en los intestinos de los animales y humanos, por lo cual, su presencia es común en las aguas negras.
A nivel humano, incluso, forma parte de la flora intestinal y ayuda a la absorción de nutrientes, siendo común su presencia en las personas sanas.
Una infección con E. Coli, normalmente causa diarrea, dolores de estómago y fiebre, por lo cual, si presenta algunos de estos síntomas es recomendable visitar al médico, sin embargo, la E. Coli promedio, no es mortal ni requiere de antibióticos para su curación, aunque sí un régimen para evitar la deshidratación. La excepción son las variaciones de la bacteria, las cuales sí pueden ser mortales, siendo uno de los disparadores de alarma, la diarrea con sangre.
La bacteria tiene cientos de cepas, la gran mayoría inocua para la salud, sin embargo, existen algunas variantes que son altamente peligrosas para la salud humana, por ello, un brote de cualquier variedad nociva, debe ser rápidamente controlado, antes que infecte a más personas, con la posibilidad de aumentar el número de fallecidos por esta bacteria, y las campañas de información, son un pilar clave para ello.
El diagnóstico se hace encontrando la E. coli en un cultivo de materia fecal (análisis de heces).
Las formas más comunes de infección son: comer frutas y verduras contaminadas crudas o sin lavar, tomar leche o jugos no pasteurizados, comer carne cruda o sin cocinar suficientemente (evite comer la carne en “termino medio” o “tres cuartos”), beber o usar agua infectada, tener contacto con personas con las manos contaminadas (salieron del baño, sin limpiar sus manos con jabón), entre otras.
Para evitar contagios, lo más recomendable es aumentar en lo posible la higiene personal, en particular, el lavado de manos con agua caliente y jabón, cada vez que entre en contacto con posibles zonas contaminadas (baños), carnes crudas o personas con la infección. Igualmente, lavar todos los instrumentos de cocina empleados para carnes, con agua y cloro, una vez usado. No volver a emplear el mismo utensilio en otros alimentos, para evitar la contaminación cruzada (usar el mismo cuchillo de la carne, sin lavar, en cortar verduras, o volver a colocar encima de un plato donde había carne cruda, la carne una vez cocida, sin antes lavar antes). Con ello, reduciría los riesgos de contraer cualquiera de las cepas conocidas hasta ahora de E. Coli.
Fernando Fuentes Pinzón
www.nuestrosmedicos.com
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