jueves, 4 de abril de 2013

Efectos psicológicos de un robo o atraco




Recientemente (marzo 2013) se ha publicado en la revista Psicología Médica de la Universidad de Cambridge, los resultados de un estudio sobre los efectos psicológicos y el tiempo de duración de los mismos, luego de una experiencia tan traumática como es el robo o asalto.

Dos trastornos principales (no excluyentes entre sí) se observaron en las víctimas analizadas por el estudio: el síndrome por estrés traumatismo y la paranoia, ambos con una duración mayor a los doce meses luego de ocurrido el hecho generador. 

Entre los resultados, luego de seis meses del hecho, aún uno (1) de cada cinco (5) víctimas manifestaron temores o desconfianza excesiva con respecto a la gente del entorno social (calle, ciudad, etc). 


En el caso del Transtorno por Estres Postraumático (TEPT), los síntomas más comunes detectados fueron: incapacidad de conciliar el sueño (insominio), la vuelta indeseada del recuerdo negativo, apreciación negativa de los demás, pérdida del sentido de libertad o autonomía, la rumia (volver insistentemente de forma verbal o gráfica al hecho), la incapacidad para relacionarse con otros (temporalmente) basado en un aumento de la desconfianza, la autoculpa (sentirse responsable del hecho, principalmente por conductas de omisión), todas estas manifestaciones, si no son tratadas, pueden desencadenar estados altos de frustración e ira, lo que lleva a una menor calidad de vida social (conductores agresivos, menos tolerancia hacia otros, etc). 

Dentro de los resultados del estudio, un 33% de las víctimas manifestaban luego de un mes de cometido el robo o atraco síntomas de TEPT. Seis meses después, estas cifras bajan hasta un 16%. Durante el estudio, un 7% requirió de tratamiento especializado, y un 1% de tratamiento farmacológico. 

Mientras, la paranoia (también frecuente luego de un robo o atraco), implica un alto nivel de desconfianza hacia los otros y pensamientos de persecución,  un ejemplo, es el temor a todo motorizado (si los delincuentes usaron ese medio de transporte), a quienes usan gorras o franelas de algún color específico (si eran igualmente usado por los delincuentes), y ello, trae como consecuencia (si no fuera tratado), incluso, un estado de aislamiento progresivo social (evitar salir, para evitar ser víctima de robo) o de rechazo a todo colectivo que pueda identificar como "su enemigo". 

Los resultados luego de un mes, fue un 11% con desconfianza de moderada a grave, y un 12% incluso con manías o desconfianza superior al 50%, lo que clinicamente (los investigadores) consideraron cercano al delirio persecutorio. 

A diferencia del TEPT (transtorno por estres postraumático), el factor paranoico no disminuyó significativamente con el tiempo, aunque sí en cuanto a la intensidad de las manifestaciones. 

De este estudio, podemos determinar como conclusión que ser víctima de robo, atraco o delitos violentos, puede traer consecuencias graves para la convivencia ciudadana, principalmente si no existen condiciones para drenar estos síntomas, sino por el contrario, para aumentarlo (esto puede ser desde la impunidad, la frustración, entre otros factores), y que al hablar de delitos, no sólo el daño económico o patrimonial debe entenderse como parte del problema, sino incluso, la salud psicológica de la víctima debe estar prevista, para lograr reinsertarlo rápidamente a la vida en sociedad. 


Fernando Fuentes Pinzón
@nuestrosmedicos

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Fernando Fuentes Pinzón

Investigador, docente universitario, con interes en los negocios, tecnología y la salud. Creador de los blogs: Emprendo Venezuela, Nuestros Médicos y Fernando Fuentes Pinzón

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