La pérdida de un niño no nacido, trae una carga dura para los frustrados padres y su círculo familiar íntimo (progenitores, hijos, etc), poco estudiado en la literatura médica en español, según comenta la investigadora Ana Lopez Garcia, en un artículo publicado en la Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría (2011), donde estudia los efectos anímicos de una pérdida perinatal en los progenitores.
Al ser este un tema tan sensible e interesante, hemos decidió separar este resumen de la investigación en dos partes, y recomendar su lectura completa a quien desee indagar más en esta área.
En esta segunda parte, comentamos los efectos del duelo y los protocolos médicos que recomienda la autora seguir en estos casos, además de una descripción clínica de las características específicas de este tipo de duelo.
En la bibliografía comentada por la investigadora, destacan:
Bourne, que abordó los efectos psicológicos del mortinato sobre las mujeres y sus médicos de cabecera en un artículo que se preguntaba por los motivos que hacían del mortinato una especie de "ángulo ciego" para los profesionales que pasaban por el trance simulando que no había ocurrido nada. Ante una muerte perinatal no se daba ninguna posibilidad a los desolados progenitores de conocer a su hijo. Los profesionales guardaban total silencio sobre lo ocurrido, se sedaba a la madre en el expulsivo para evitarle el dolor de ver a su hijo muerto y cuando despertaba, el cuerpo de su hijo ya había desaparecido de su vista (pero no de su corazón). Según el autor, se trataba como un "no-suceso", algo olvidable de inmediato. Para remediar su pena se recomendaba a los progenitores olvidar lo sucedido y buscar un nuevo embarazo cuanto antes.
Kennell, destacaba como elementos distintivos (del duelo por neonatos) la tristeza, el apetito escaso, la dificultad para dormir, la irritabilidad, la preocupación con el hijo perdido y la incapacidad para volver a la actividad normal.
Peppers y Knapp, propusieron otros nueve elementos del duelo perinatal: dificultad de concentración, rabia, culpabilidad, negativa a aceptar la realidad, confusión temporal, agotamiento, falta de energía, depresión y sueños repetitivos con el bebé perdido.
Callahan plantea que la pérdida perinatal es distinta de otras por la "reticencia del sistema de apoyo a hablar de lo ocurrido, porque muchas veces no se conoce el motivo de la muerte y por la culpabilidad intensa que genera".
Herz añadió otros matices como que la mujer se siente traicionada por su propio cuerpo, experimenta la rabia de tener que sustituir un acto que debería haber sido alegre por otro traumático (funeral), o la envidia hacia las personas que han culminado el embarazo con éxito, presenta sentimientos de vulnerabilidad y pérdida de control, tiene la sensación de haber decepcionado a su pareja y está expuesta a la posibilidad de tener múltiples reacciones de aniversario (fecha prevista de parto, fecha de la pérdida, fecha de noticia del embarazo).
Para Mander, el duelo perinatal tiene unas características que lo diferencian de duelos de otros tipos: la proximidad entre el nacimiento y la muerte, la juventud de los progenitores para los que supone su primer contacto con la muerte y lo inesperado del suceso. Hay que añadir que se trata de la pérdida de una relación más simbólica que real basada en sus necesidades y deseos.
Comenta la investigadora que la experiencia clínica acumulada, a identificado las siguientes características en las personas que están padeciendo un duelo perinatal: experimenta un estado de shock e insensibilidad, aturdimiento y dificultades para funcionar con normalidad. Siente añoranza y tiene conductas de búsqueda, con irritabilidad, labilidad, debilidad y sentimientos de culpa. Algunas mujeres refieren oír el llanto del bebé o sentir sus movimientos en el vientre. Aparece posteriormente la desorientación y desorganización de la vida cotidiana, con sensación de vacío y desamparo. Se sienten desautorizados para estar en duelo, temen enfermar y deprimirse.
El duelo perinatal, si no es tratado adecuadamente, puede dar lugar a trastornos psiquiátricos como:
• Trastornos depresivos: entre el 10 y el 48%, de quienes han pasado por esta experiencia, sufren un trastorno depresivo. Son más frecuentes en mujeres con antecedentes depresivos o psiquiátricos en general, nulíparas o que han tenido abortos previos. Deben tenerse presentes los rasgos que permiten el diagnóstico diferencial entre la depresión y el duelo
http://scielo.isciii.es/img/revistas/neuropsiq/v31n1/05t06.jpg
• Trastornos de ansiedad: aumentan tras el aborto para disminuir después de las 12 semanas, pero sobre todo despuntan ante la posibilidad de un nuevo embarazo
• Trastorno por stress postraumático: entre el 2 y 5% en partos instrumentales y cesáreas, y hasta el 25% en el mes posterior a la pérdida y hasta el 7% cuatro meses después.
Existen algunas organizaciones que trata de darle mayor relevancia al duelo perinatal o servir de apoyo para quienes están pasando por tan delicado momento, entre otras:
Uma Manita (España): http://www.umamanita.es/
Era en abril (Argentina): http://eraenabril.wordpress.com/
Para orientación: Nacer Sano (EEUU): http://www.nacersano.org/centro/9260_9880.asp
Fernando Fuentes Pinzón
www.nuestrosmedicos.com
Twitter: @nuestrosmedicos
Fuente:
LOPEZ GARCIA DE MADINABEITIA, Ana Pía. Duelo perinatal: un secreto dentro de un misterio. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., Madrid, v. 31, n. 1, marzo 2011 . Disponible en <http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0211-57352011000100005&lng=es&nrm=iso>. accedido en 25 jul. 2011. doi: 10.4321/S0211-57352011000100005.
La experiencia de sufrir la muerte de un hijo en el periodo perinatal no ha recibido atención adecuada de los familiares, de los amigos y principalmente de los médicos. La falta de preparación en este campo ha sido causa de intervenciones inadecuadas que han creado problemas en el proceso de duelo de los padres. El pediatra ocupa un lugar estratégico en la familia de sus pacientes, lo cual le permitiría ayudar a los padres oportunamente, en las primeras etapas del duelo perinatal. Se revisan el proceso de duelo, y la sintomatología. Se presentan las intervenciones útiles y las que no lo son para establecer algunas estrategias que ayuden al médico a ofrecer una intervención útil. El duelo de los padres después de esa pérdida es tan devastador como el de la pérdida de un adulto amado. El patrón de duelo puede ser anticipado y las intervenciones pueden ser proporcionadas oportunamente. Con ayuda apropiada los padres pueden pasar esta catástrofe familiar y personal con un mínimo de cicatrices
ResponderEliminarGracias por su comentario, estoy totalmente de acuerdo con usted. Deben cambiar los protocolos de atención para estos casos.
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