Que alguien se pare en una sala,
diga su nombre y se declare adicto, es común en reuniones de Alcohólicos
Anónimos, o en otras adicciones socialmente aceptadas como tal, sin
embargo, que lo haga alguien con sobrepeso u obesidad, y se declare adicto a la comida,
siempre se ha visto como un síntoma de debilidad o por lo menos, genera suspicacia, pasando
normalmente por la cabeza de alguien con un peso adecuado, que lo que debe
medir es su boca, sin embargo, esta percepción social debería ser replanteada
luego de la publicación de un estudio que confirma la existencia de un fenómeno
a nivel cerebral que afecta por igual las mismas regiones, bien sea comida o
sustancias adictivas, en personas con sobrepeso.
Según un estudio publicado en la
Revista Americana de Nutrición Clínica (junio 2013), luego de un análisis por
medio del uso de resonancia magnética funcional, se pudo comprobar que en
algunos casos, en relación a un tipo específico de comidas (con altos niveles de
índice glucémicos), es posible que en el cerebro se activen las zonas del
placer y/o recompensa, las cuales a su vez, están relacionadas con la dependencia y las adicciones conocidas en materia de
sustancias.
El equipo dirigido por el Dr. David
Ludwig, director del Centro de Prevención de la Obesidad en el Hospital de
Niños de Boston, encontró que el consumo de carbohidratos altamente procesados y
rápidamente digeridos (esto se mide gracias al Índice Glucémico de los
alimentos) puede causar un exceso de hambre y estimular regiones del cerebro implicadas
en la recompensa, los antojos y el placer (se observó una actividad mayor de
las dopaminas en el cerebro durante la investigación).
Para este estudio, los
investigadores emplearon a 12 hombres con sobrepeso u obesos en edades
comprendidas entre los 18 y los 35 años, a los cuales se les suministró un
mismo alimento (un batido) igual en cuanto a calorías, sabor y dulzura. La
diferencia es que a unos se les dio un componente compuesto por medio de
alimentos con altos índices glucémicos y a los otros no (aunque el batido
tuviera el mismo nivel calórico y sabor).
Se repitió la operación anterior,
y en ambos casos se midieron las reacciones en el cerebro al cabo de cuatro (4)
horas luego de la comida. Se confirmó la reacción de un aumento del nivel de azúcar
en la sangre, con un descenso brusco posterior, afectando zonas del placer en
el cerebro, conducta que sucede normalmente en casos de adicciones.
"Estos hallazgos sugieren
que la limitación de los hidratos de carbono de alto índice glucémico como el
pan blanco y las papas podría ayudar a las personas obesas a reducir los
antojos y controlar el impulso de comer en exceso", dice el Dr. Ludwig.
Fernando Fuentes Pinzón
@nuestrosmedicos
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